"En cada paso, encontramos una historia nueva que contar, una aventura que vivir." (John Muir)
domingo, 4 de octubre de 2015
martes, 15 de septiembre de 2015
sábado, 9 de mayo de 2015
Antequera
"Cada sendero es una invitación a descubrir nuevos horizontes y fortalecer tu espíritu aventurero"
sábado, 18 de abril de 2015
Icod de los Vinos me puede
Ante todo soy chicharrero de pura cepa, nacido en el barrio Duggi y toscalero de adopción, pero no puedo negar que Icod de los Vinos por mis raíces me tiene robado el corazón. Paseando por internet me he encontrado una joyita, que no tiene desperdicio y que para muchos pasa desapercibida y que descubriré más adelante. Cada vez que puedo suelo escaparme a Icod porque me vienen a la memoria muy buenos recuerdos. Dejar el coche aparcado y comenzar una aventura en el túnel del tiempo hacia el pasado, simplemente caminando. Salir desde El Calvario y coger la calle San Agustín, por excelencia la principal de Icod, hasta llegar a la iglesia de San Marcos, hay todo un universo de posibilidades por descubrir y me gusta callejear una tranquila tarde de sábado sin el bullicio de coches ni ruidos, solo disfrutar del silencio que te ofrecen los muros de las casas que aún así, te van contando sus anécdotas particulares a cada paso. ¿Cuántas historias nos podrían contar los adoquines de la calle ya cansados por el paso del tiempo y gastados por el deambular de paisanos y carromatos? Aún quedan esas casitas con ventanas adornadas con cortinas de cretona y visillo que detrás esconde una carita con una difusa mirada que intuyes que está ahí, pero que tu no ves.
Otra estampa cotidiana es también las clásica ventana que tienen un tragaluz que se abre y se cierra, que cuando vas caminando y te aproximas a ella, esa puertita la vez abierta sostenida por una mano y una carita que se asoma y te mira con curiosidad, pero que se cierra de un golpe al llegar junto a ella. Pasas de largo y justo después ves de reojo que se vuelve a abrir y notas en el cuello esa mirada inquisidora que te examina de arriba abajo y no te pierde de vista hasta que te has alejado unos pasos, para luego volver con el mismo ritual ante una próxima víctima.
El olor a un rico café que sale de estas casitas en tardes de frio que te hace apetecer entrar en un bar y disfrutar de tan rico elemento sentado en una mesita dejando pasar el tiempo sin prisas. Mejor aún si lo haces en el fabuloso patio del Hotel San Agustín a mitad de camino, en el que cada rincón te habla y descubres pedacitos de la historia de Icod.
Pasar sin prisas por la Media Naranja admirando los caserones que te encuentras a cada paso hasta llegar al ayuntamiento, luego disfrutar de los olores que desprende la cocina de Casa Rosa, seguimos pasando por el casino hasta llegar a la plaza, porque aunque se llame la plaza de Andrés Lorenzo Cáceres, para todos será siempre "La Plaza". Esta esconde unos rincones fantásticos que solo podrás descubrir si te sumerges en un pausado paseo por ella misma, disfrutando de los parterres, esculturas, pequeñas fuentes adosadas a una pared, los banquitos en los que esos abuelos con la experiencia reflejada en su rostro que te saludan al pasar, el kiosco con amenas tertulias del día a día y real mentidero del pueblo y la iglesia de San Marcos un tesoro para todos.
Pero mi corazoncito está puesto en una esquina de la plaza, justo en el extremo opuesto, insignificante y a veces olvidada se encuentra una pérgola que esconde un tesoro que solo puedes ver si te acercas a ella. ¿Qué cual es?… pues el mar, la vista del Drago y el padre Teide; no tiene desperdicio alguno. Aquí en esta pérgola puedes apreciar uno de los más bellos atardeceres que he visto, justo cuando el sol ha caído y empiezan a florecer las luces de las farolas de la plaza, te quedas sin palabras. ¿Cuántas promesas de amor abran visto esas columnas? o quizás algún beso robado a escondidas de miradas ingenuas.
Pero esta marquesina aún esconde otro tesoro, una magia que descubres en noches de Semana Santa, cuando te asomas a la calle del Arcipreste de Ossuna y en la madrugada del Viernes Santo a eso de las 6 con el fresco olor del poleo recién cortado que aroma el ambiente. De pronto ves aparecer por la esquina de abajo la sombra de una figura que poco a poco va revelando el resplandor de las lámparas del trono de nuestro Cristo del Calvario, en su lento ascenso por la empinada calle hacia su triste pero glorioso destino. Ver cómo lentamente asciende y pasa por debajo de esta marquesina, acompañado por la muchedumbre, con el rostro ensangrentado que suplica el perdón para todos nosotros, hasta que llega arriba a la esquina de la calle y ya en la Plaza de la Pila se produce el esperado encuentro con su madre…
Por todo esto digo que, Icod de los Vinos me puede.
Un antiguo grabado en Icod de los Vinos
En una de mis visitas al casco histórico de Icod de los Vinos, estando sentado descansando en uno de los bancos de la pequeña y entrañable Plaza de la Pila, rinconcito encantador de Icod, me acordé de un grabado antiguo y esto es un claro ejemplo de lo que digo a veces de que tu puedes tener cuarenta fotografías de algo en particular (yo soy uno que peca y mucho de esto) y las vas pasando sin ponerle mucha atención en la historia que te puede contar cada una de sus imágenes (de ahí la diferencia entre ver y mirar), porque vivimos a un ritmo tan frenético que solo vale lo que podemos captar rápidamente y que a veces llega a ser tedioso tener que estarte parando a ver con detalles una a una todas las fotos que al final no te dicen nada. Pero sin embargo si de esas cuarenta fotos eliges las mejores, y una de sus imágenes, si te paras un poco a mirarla con detenimiento, te puede contar todo un mundo de posibilidades. Por eso digo que más vale poco pero bueno, porque… "lo poco si es bueno… dos veces bueno".
Éste es el caso de este precioso grabado de 1839 que posteriormente se publicó en 1869, y que cuando lo observé con detenimiento me impactó, porque además de lo sencilla que es la imagen, ésta te cuenta muchas cosas en tan corto espacio. Este grabado se ubica en un sitio emblemático de Icod de los Vinos, más concretamente en "La Plaza de La Pila"
Gracias a la información que existe y a las opiniones divulgadas en la red, he podido componer lo siguiente; si te fijas bien en el grabado podemos decir que se divide en tres partes:
1. En segundo plano, arriba y hacia la derecha el paisaje rural de Icod.
Aparece la montaña de Boquín y se aprecia una vista del caserío de Lomo de la Vega situado en la zona alta de Icod de los Vinos, al abrigo de roquedales que estuvieron sembrados de higueras, aloes, moreras y palmeras.
2. En el centro dividiendo el grabado en dos, las casonas señoriales de la época y la plaza.
De izquierda a derecha vemos la palmera y la bajada de la calle que viene de San Antonio y la señora con la cesta en la cabeza, vestida de la época parada frente al paso de la comitiva. A continuación la casona con el balcón en la que podemos apreciar una señora asomada y la puerta entreabierta, creo que es la casa Álvarez y Moas, luego la casa de Tabares, el resto de casonas del entorno y detrás de todas en segundo plano la casa de Boquín. En el centro la emblemática Plaza de La Pila; que primero se llamó plaza de la Constitución hasta la guerra civil, luego de Calvo Sotelo y con la democracia volvió a su antiguo y actual nombre de Plaza de la Constitución, pero el pueblo como es quien manda, dispuso que fuera más conocida por Plaza de la Pila desde el momento en que una fuente fue colocada en su centro..
3. Y ya debajo a la izquierda el tema principal, una imagen dedicada a un ritual funerario de la época.
Esperando al paso del cortejo funerario unas señoras con cestos en la cabeza, luego los hombres con aperos de labranza y en el centro dos damas con mantilla. La comitiva atraviesa el pueblo en procesión para dirigirse a la iglesia parroquial, encabezada por ese despliegue eclesiástico, llevando al difunto en un ataúd sin tapa hasta el lugar del enterramiento. Se acostumbraba a contratar plañideras (una práctica común en Europa) que acompañaban, detrás del féretro, a los familiares.
Los enterramientos fueron un problema duradero en las islas. Se sepultaba a los difuntos en los sótanos de las iglesias, con lo cual no solo se perpetuaban las molestias derivadas de la escasez permanente de espacio para los enterramientos, sino que además esa práctica ponía con frecuencia en serio peligro la salud de la población, sobre todo en época de epidemias. En no pocas ocasiones hubo que recubrir de cal el suelo de las iglesias y cerrarlas durante meses; en consecuencia había que suspender o trasladar las misas y demás ritos religiosos, así como las actividades relacionadas con la enseñanza que desarrollaban en ellas fundamentalmente los sacristanes.
En 1787, cuando la problemática se hacía ya insoslayable, Carlos III dio órdenes de construir cementerios fuera de las poblaciones, en sitios ventilados e inmediatos a las parroquias y distantes de las casas. En Canarias esas órdenes se vulneraron durante décadas.
En resumidas cuentas que nunca tan poco pudo contar tanto sin mediar una palabra.
📕 📖 📚
Sábado, 18 de abril de 2015
viernes, 17 de abril de 2015
Casco histórico de Icod de los Vinos
(Lo que me pasó por un despiste)
😠
Y si te conformas, no hay mal que por bien no venga

Una vez buscando en internet alguna ruta o senderismo por Icod de los Vinos, me extraño que no hubiera casi nada, pero luego buscando y buscando como buen curioso que soy, cayó ante mi vista la página del icodense D. Jesús León (que desgraciadamente falleció en octubre de 2016) la ciudad del drago y dentro de los interesantes artículos que tiene sobre la ciudad, descubrí varias rutas interesantes, pero la que más me llamó la atención fue ésta de "Los Barrios Altos de Icod". Bastante tiempo después visitando la página de el rincón fotográfico de Francisco Curbelo vi la ruta de "Los Ciruelos en flor", me picó la curiosidad y descubrí que era el mismo recorrido que la anterior, así que decidí planificar algo y dicho y hecho, me puse en marcha.
-oo0oo-
Me levanté temprano y me puse en marcha dirección a Icod de los Vinos, para poder coger la guagua línea 360 al Puerto de Erjos que va por El Amparo y La Vega y que salía de la estación icodense a las 07:15. Llegué a eso de las 07:00 a la estación y como me daba tiempo me fui a desayunar, pero por los designios del demonio se me fue el santo al cielo y eran las 07:17, salí corriendo de la cafetería y al llegar al andén, vi que la guagua ya había salido…
¡Coño! y ahora… ¿Qué hago...? la próxima no sale hasta las 09:25 ¿me voy a quedar aquí cerca de dos horas esperando con el fresquillo que hace?. Va a ser que no, así que sobre la marcha decidí darme una vuelta por la ciudad del drago, y así lo hice.
Caminar por la calle principal de Icod a las 07:30
de la mañana es una auténtica gozada,
el fresquito mañanero te va acariciando la cara.
Un verdadero lujo caminar a esta hora por la calle
San Agustín por la tranquilidad y el silencio que
se respira en el ambiente
Siguiendo el recorrido de la calle San Agustín muy
cerquita del restaurante Casa Rosa,
no hay casi nadie, solo algunos parroquianos en
los pocos bares que hay abiertos echándose la
mañanita, el carajillo o cortadito de turno.
Al llegar a la plaza principal vi que ya se notaba que
queda poco para las fiestas patronales de San Marcos
La plaza de Lorenzo Cáceres engalanada estaba preciosa
con cintas de colores formando un pasillo emulando al arco iris
La iglesia matriz de San Marcos
aparece altiva, elegante, majestuosa,
distinguida, vigilante e imponente.
Estando aquí, no podía dejar pasar un relato
que hice sobre un rinconcito de la plaza
Siguiendo con mi visita no podía faltar el asomarme
desde la plaza para ver al veterano drago que cada vez
me parece más señorial y monumental, donde con la
imaginación aun puedes oír su leyenda cantada por
los míticos y recordados Chincanayros.
Y mirando en la lejanía el barrio de Las Canales.
Seguí caminando y me llegue al final de la calle San Antonio,
(o el principio según se mire)
A sus espaldas ¿Cuántas tablas han rodado sobre sus piedras
gastadas por el traqueteo de los coches y el paso del tiempo?
Y ahí estaba como esperando mi visita la pequeña
y entrañable Plaza de la Pila, ese rinconcito encantador
de Icod y justo me fui a sentar en uno de sus bancos.
Admirando las casonas del entorno y me acordé de otra
publicación que hice sobre este encantador lugar
en relación con el grabado de un sepelio
Bueno sigamos con el paseo
Como aún era temprano seguí caminando en dirección
al Calvario, no sin antes darme un salto a mis recuerdos de
niñez y juventud, para asomarme a la calle Santa Bárbara,
lugar que evoca en lo más profundo de mi ser añoranzas de
un añejo tiempo vacacional.
Al llegar al número 16, veo la casa de mis abuelos
Sebastián "El Gomero" y Almerinda, ¡cuántos recuerdos
nostálgicos encierran sus muros!, ya algo ajados por
el tiempo, pero que aún siguen ahí impasibles ante el
paso de los años.
En seguida vinieron a mi memoria imágenes de
los vecinos que ya no están entre nosotros, que
más que vecinos eran como una familia. Y los
chiquillos emulando a los grandes, tirándose con sus
pequeñas tablas por esta calle empedrada.
Lugar donde en la Octava del Cristo, en esas noches de
finales de Septiembre, era emocionante ver como ese trono
subía la cuesta de la calle y a la mitad de la misma el Cristo
se paraba, casi frente a la puerta de mis abuelos donde
por promesa era agasajado con cohetes, bengalas
y ruedas de fuegos.
Seguí paseando y me llegué a la calle El Plano famosa por las tablas de San Andrés.
Luego continué y me llegué a la calle donde están Los Chorros en la trasera de El Calvario, y que allí estaban aún dando servicio a la ciudadanía y junto a ellos el abrevadero para las bestias.
El Calvario rinconcito en el corazón de los icodense,
al abrigo de los laureles de india que hay en su placita.
La de fiestas que me he gozado ahí.
Sentado en uno de los bancos del exterior del Calvario
haciendo tiempo, me llamó la atención este edificio que
está enfrente.
Con la cantidad de veces que he pasado por delante de
esta casa y nunca había reparado en el rotulo de piedra
que está sobre el dintel de sus puertas, toda una joya
para la historia de Icod.
El tiempo pasa rápido así que ya solo me queda llegarme a la estación para que la guagua me lleve al punto de inicio del pateito de hoy.
😉
domingo, 15 de marzo de 2015
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