(Lo que me pasó por un despiste)
😠
Y si te conformas, no hay mal que por bien no venga

Una vez buscando en internet alguna ruta o senderismo por Icod de los Vinos, me extraño que no hubiera casi nada, pero luego buscando y buscando como buen curioso que soy, cayó ante mi vista la página del icodense D. Jesús León (que desgraciadamente falleció en octubre de 2016) la ciudad del drago y dentro de los interesantes artículos que tiene sobre la ciudad, descubrí varias rutas interesantes, pero la que más me llamó la atención fue ésta de "Los Barrios Altos de Icod". Bastante tiempo después visitando la página de el rincón fotográfico de Francisco Curbelo vi la ruta de "Los Ciruelos en flor", me picó la curiosidad y descubrí que era el mismo recorrido que la anterior, así que decidí planificar algo y dicho y hecho, me puse en marcha.
-oo0oo-
Me levanté temprano y me puse en marcha dirección a Icod de los Vinos, para poder coger la guagua línea 360 al Puerto de Erjos que va por El Amparo y La Vega y que salía de la estación icodense a las 07:15. Llegué a eso de las 07:00 a la estación y como me daba tiempo me fui a desayunar, pero por los designios del demonio se me fue el santo al cielo y eran las 07:17, salí corriendo de la cafetería y al llegar al andén, vi que la guagua ya había salido…
¡Coño! y ahora… ¿Qué hago...? la próxima no sale hasta las 09:25 ¿me voy a quedar aquí cerca de dos horas esperando con el fresquillo que hace?. Va a ser que no, así que sobre la marcha decidí darme una vuelta por la ciudad del drago, y así lo hice.
Caminar por la calle principal de Icod a las 07:30
de la mañana es una auténtica gozada,
el fresquito mañanero te va acariciando la cara.
Un verdadero lujo caminar a esta hora por la calle
San Agustín por la tranquilidad y el silencio que
se respira en el ambiente
Siguiendo el recorrido de la calle San Agustín muy
cerquita del restaurante Casa Rosa,
no hay casi nadie, solo algunos parroquianos en
los pocos bares que hay abiertos echándose la
mañanita, el carajillo o cortadito de turno.
Al llegar a la plaza principal vi que ya se notaba que
queda poco para las fiestas patronales de San Marcos
La plaza de Lorenzo Cáceres engalanada estaba preciosa
con cintas de colores formando un pasillo emulando al arco iris
La iglesia matriz de San Marcos
aparece altiva, elegante, majestuosa,
distinguida, vigilante e imponente.
Estando aquí, no podía dejar pasar un relato
que hice sobre un rinconcito de la plaza
Siguiendo con mi visita no podía faltar el asomarme
desde la plaza para ver al veterano drago que cada vez
me parece más señorial y monumental, donde con la
imaginación aun puedes oír su leyenda cantada por
los míticos y recordados Chincanayros.
Y mirando en la lejanía el barrio de Las Canales.
Seguí caminando y me llegue al final de la calle San Antonio,
(o el principio según se mire)
A sus espaldas ¿Cuántas tablas han rodado sobre sus piedras
gastadas por el traqueteo de los coches y el paso del tiempo?
Y ahí estaba como esperando mi visita la pequeña
y entrañable Plaza de la Pila, ese rinconcito encantador
de Icod y justo me fui a sentar en uno de sus bancos.
Admirando las casonas del entorno y me acordé de otra
publicación que hice sobre este encantador lugar
en relación con el grabado de un sepelio
Bueno sigamos con el paseo
Como aún era temprano seguí caminando en dirección
al Calvario, no sin antes darme un salto a mis recuerdos de
niñez y juventud, para asomarme a la calle Santa Bárbara,
lugar que evoca en lo más profundo de mi ser añoranzas de
un añejo tiempo vacacional.
Al llegar al número 16, veo la casa de mis abuelos
Sebastián "El Gomero" y Almerinda, ¡cuántos recuerdos
nostálgicos encierran sus muros!, ya algo ajados por
el tiempo, pero que aún siguen ahí impasibles ante el
paso de los años.
En seguida vinieron a mi memoria imágenes de
los vecinos que ya no están entre nosotros, que
más que vecinos eran como una familia. Y los
chiquillos emulando a los grandes, tirándose con sus
pequeñas tablas por esta calle empedrada.
Lugar donde en la Octava del Cristo, en esas noches de
finales de Septiembre, era emocionante ver como ese trono
subía la cuesta de la calle y a la mitad de la misma el Cristo
se paraba, casi frente a la puerta de mis abuelos donde
por promesa era agasajado con cohetes, bengalas
y ruedas de fuegos.
Seguí paseando y me llegué a la calle El Plano famosa por las tablas de San Andrés.
Luego continué y me llegué a la calle donde están Los Chorros en la trasera de El Calvario, y que allí estaban aún dando servicio a la ciudadanía y junto a ellos el abrevadero para las bestias.
El Calvario rinconcito en el corazón de los icodense,
al abrigo de los laureles de india que hay en su placita.
La de fiestas que me he gozado ahí.
Sentado en uno de los bancos del exterior del Calvario
haciendo tiempo, me llamó la atención este edificio que
está enfrente.
Con la cantidad de veces que he pasado por delante de
esta casa y nunca había reparado en el rotulo de piedra
que está sobre el dintel de sus puertas, toda una joya
para la historia de Icod.
El tiempo pasa rápido así que ya solo me queda llegarme a la estación para que la guagua me lleve al punto de inicio del pateito de hoy.
😉
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